Los consumidores aún paredcen no verlo claro, lo que se refleja en El Índice de Comportamiento del Consumidor de Millward Brown, que está rozando el fondo desde noviembre, con leves oscilaciones que en abril vuelven a situarlo en uno de sus puntos más bajos. Hay que reseñar que el trabajo de campo con el que se recogieron las opiniones de los  consumidores se realizó en la semana del 25 de abril, es decir, a la vuelta de una semana santa que, a partir de los datos de ocupación, ha supuesto un incremento de la actividad. En teoría esto hubiera debido traslucir un cierto desahogo. Ni por esas. Los consumidores se mueven en un ambiente depresivo. Sólo cabe concluir que se aguarda que algún acontecimiento conecte la economía española a la recuperación europea o, más probablemente, a que un cambio político de algún signo desbloquee la sensación de falta de dirección y empantanamiento. Entretanto, los consumidores parecen agotados.

Los consumidores vuelven a retrotraer su consumo según el estudio de Millward Brown

Los consumidores aún paredcen no verlo claro, lo que se refleja en El Índice de Comportamiento del Consumidor de Millward Brown, que está rozando el fondo desde noviembre, con leves oscilaciones que en abril vuelven a situarlo en uno de sus puntos más bajos. Hay que reseñar que el trabajo de campo con el que se recogieron las opiniones de los  consumidores se realizó en la semana del 25 de abril, es decir, a la vuelta de una semana santa que, a partir de los datos de ocupación, ha supuesto un incremento de la actividad. En teoría esto hubiera debido traslucir un cierto desahogo. Ni por esas. Los consumidores se mueven en un ambiente depresivo. Sólo cabe concluir que se aguarda que algún acontecimiento conecte la economía española a la recuperación europea o, más probablemente, a que un cambio político de algún signo desbloquee la sensación de falta de dirección y empantanamiento. Entretanto, los consumidores parecen agotados.

En este clima general, los datos del estudio de Mollward Brown aportan tres elementos. De un lado, un leve repunte en el gasto de los hogares, que pudiera ser una tenue luz, siquiera sea alimentada por la estacionalidad, pero también pudiera ser un reflejo de la inflación. En paralelo, se presienten inquietantes nubarrones sobre el empleo. Además, los datos indican que la crisis se está filtrando a las economías familiares haciéndose cada vez más perceptible. Los presupuestos de las familias, sobre todo en los sectores de clase media y media baja, ya no pueden soslayar el impacto de la crisis.

Surge la duda de si los datos sobre los gastos y la valoración del momento para realizar gastos contienen algunos destellos, todavía por consolidar, de cierta reactivación del consumo, aún larvada y con grandes dosis de ambivalencia, o si están arrastrados por la inflación. Lo cierto es que los hogares perciben que están controlando algo menos sus gastos que hace unos meses. En apoyo de la idea de que se trata preferentemente de l impacto de la inflación está la sensación de que están gastando más en alimentación y en hipotecas pero en algunos conceptos, especialmente lo que tienen que ver con el turismo y el ocio, cabe la posibilidad de que estos datos apunten una cierta relajación, seguramente estacional, que podría suponer una cierta mejor a en los niveles de consumo global.