Con la que está cayendo, parece que sólo busquemos en las entrevistas auténticos prestidigitadores que nos digan cómo saldremos de la crisis y cuándo. Nos olvidamos siempre de quién está realmente detrás de esas respuestas. Cómo son esas personas en su dimensión más humana. Qué les ha llevado a estar donde están y porqué toman las decisiones que toman. Ésta es la tercera de una serie de 13 entrevistas a 13 personajes importantes en el panorama comunicacional de España para entender a la persona que se esconde detrás del profesional. Ninguna pregunta acerca de la crisis o del mercado, pero muchas respuestas que nos ayuden a conocer mejor a quienes toman las decisiones o son referentes en nuestro sector. 

Este es su espacio, Gabriela Díaz Guardamino, directora de Marketing de IKEA Ibérica.

Ser superwoman te satisface porque haces más cosas, pero disfrutas menos de ellas

Con la que está cayendo, parece que sólo busquemos en las entrevistas auténticos prestidigitadores que nos digan cómo saldremos de la crisis y cuándo. Nos olvidamos siempre de quién está realmente detrás de esas respuestas. Cómo son esas personas en su dimensión más humana. Qué les ha llevado a estar donde están y porqué toman las decisiones que toman. Ésta es la tercera de una serie de 13 entrevistas a 13 personajes importantes en el panorama comunicacional de España para entender a la persona que se esconde detrás del profesional. Ninguna pregunta acerca de la crisis o del mercado, pero muchas respuestas que nos ayuden a conocer mejor a quienes toman las decisiones o son referentes en nuestro sector. 

Este es su espacio, Gabriela Díaz Guardamino, directora de Marketing de IKEA Ibérica.

Empezamos. Por cierto, en Sueco, Inglés o Español?

Gabriela Díaz: Vamos a hacer una mitad español mitad sueco (risas) 

Vamos primero en español entonces. ¿Qué le hubiese gustado ser en el siglo XIX? ¿Y en el XXII?

G.D.: En el S. XIX, como mujer, una emprendedora. En el S. XXII, algo que me haga totalmente feliz.

¿Gabriela o Gabi? ¿Cómo le llaman sus cercanos?

G.D.: Me llaman Gabi, pero prefiero Gabriela.

Con el empeño que ponen los de Bilbao y gustándole tanto la decoración, ¿estaba cantado acabar dirigiendo el márketing de IKEA?

G.D.: Uy, no necesariamente…yo vengo del mundo de la agencia y cuando se me ofreció la posibilidad de entrar en IKEA, lo tuve que pelear y creo que fue una decisión magnífica. Cuando te gusta el producto que tienes que vender, la pasión que pones para venderlo y la energía es mucho mayor. Reconozco que la decoración me chifla…Pero IKEA es mucho más que decoración. IKEA busca que la gente sea más feliz, que los hijos sean más autónomos, que aprendan a hacer las cosas solos…es más un concepto. 

¿Qué tal se lleva el carácter latino dentro de una empresa sueca?

G.D.: Bien. Los suecos son gente bastante democrática y serena. Creo que es un win win para los dos. A los suecos les ponemos un poco de sangre en sus venas, les ayudamos a tomar decisiones un poco más rápidas y ellos nos aportan ese punto de serenidad. De no ser tan impulsivos. El equilibrio es muy bueno. Son buena gente. 

¿Hay costumbres que chocan?

G.D.: Dicen que la gente del norte de Europa es mucho más fría, pero a mí mi jefe y la gente en general me reciben por la mañana con una sonrisa, te plantan dos besos y encima te dicen que qué guapa estás… 

 Obligada: ¿la palabra sueca que más le gusta? Vapero deletreándola y todo

G.D.: “HEJ” (pronunciado “Jey”) que quiere decir: “HOLA”. El tono con el que se dice es siempre positivo.

¿Maleta grande ande o no ande?

G.D.: Sí. Frente a los suecos de aquí que son tremendamente prácticos, yo reconozco que el mundo de los viajes es…¡mira!, bastante es que tengo que estar fuera de mi casa como para encima no ponerme aquello que me apetezca. Siempre llevo un “por si acaso…”

Sus dos mejores amigas se dedican a

G.D.: El mundo de la publicidad. Las dos. 

¿Un sueño que le gustaría cumplir en los próximos 5 años?

G.D.: (Lo piensa) Parecerá un poco ñoño, pero me encantaría irme a la India…Tengo un amigo que acaba de volver de las misiones de la Madre Teresa de Calcuta. Lo ha hecho con cincuenta y tantos años…yo estuve a punto de hacerlo a los 30. Lo que me para a no hacerlo son mis hijas en estos momentos. Es un tema de tiempo. Creo que al final recibes mucho más de lo que das. Por eso no es un acto generoso, es un acto egoísta. 

Pero hay más cosas. Tengo un montón de sueños. Me hubiese encantado tener más hijos, y en un momento dado pienso…¿y si por esas cosas de la vida me tocase adoptar un niño? Me encantaría.

 …Y, ¿el sueño que le gustaría que cumpliesen sus hijas?

G.D.: Tres cosas. Que sean felices, una persona feliz llega a cualquier sitio. Que tengan seguridad en si mismas. Y luego…el otro día estaba metida en la cama con mi hija Gabriela y le dije: “Gabi, ¿tú a tu amiga Ula le cuentas todo?” Y me dice: “Le cuento todo mami…pero no tanto como a ti” Me encantaría que esa unión que tengo con mis hijas se mantuviera siempre. Ahora mismo son lo más importante que tengo en mi vida.

Ser Superwomanparece que dé libertad, ¿La da o la quita?

G.D.: Ayer mismo estuve en una presentación sobre la evolución de las mujeres a lo largo de la historia y hablaban de que el 60% de las mujeres somos “Superwoman”. Hemos cargado la mochila con un montón de cosas y no hemos descargado nada. Desgraciadamente creo que me encuentro en ese grupo. Soy la única chica entre 7 hermanos y he tenido que luchar y buscar mi status siempre. Igual que en lo profesional. Es algo que me gustaría cambiar. Priorizar otros aspectos de mi vida. Yo creo que ser “Superwoman” da ocupaciones. Soy muy optimista, positiva, feliz…pero probablemente si me plantease ser un poquito menos “Superwoman” me iría mejor. Disfrutaría más. Ser “Superwoman” te satisface porque haces más cosas pero disfrutas menos de ellas. Y nunca sé a futuro qué vas a tener que pagar por ello.

¿Qué se lleva mejor, ser jefa en la oficina o jefa en casa?

G.D.: En la oficina (risas). Creo que tengo madera de jefa, como mi hija Mariana que le dices ¿Qué vas a ser de mayor? Y ella responde: “yo, mandar” (risas). Me gusta influir en la gente para que las cosas pasen, más que mandar. Influenciar vía motivación, ilusión, convencimiento en pos de un proyecto en común.

En mi casa desgraciadamente no actúo de la misma manera y es menos satisfactorio. 

Cambiamos de tema. Con la que está cayendo, ¿cree que la decoraciónde España cambiará pronto?

G.D.: Hogar es el continente más el contenido. La casa más la familia. Y la familia es la única institución que “con la que está cayendo” no se ha visto tocada, sino reforzada. Cada vez hay más adultos viviendo en casa, estos jóvenes que hay un 57% de paro…es que vivir con hijos de treinta y tantos es vivir con adultos, no vivir con hijos… Pero creo que hay síntomas de que podemos estar en el comienzo de un despegue. Ahora, una vez hayamos despegado, donde vayamos a acabar no va a tener absolutamente nada que ver con donde estábamos antes de la crisis. 

Antes en España era “cuanto más tengamos y más consumamos, mejor”. Y nos estamos dando cuenta de que eso no nos da la felicidad. Me gustaría pensar que los padres ahora están invirtiendo más en hacer mejores personas, con mayores valores y gente más ética. 

Qué manifestación lideraría usted, que ha creado la única república independiente aceptada mayoritariamente en este país?

G.D.: La mejora de la educación. Estoy indignada con la educación española. Es el seguro del país y ni siquiera la enseñanza privada de a precios de unos 800€ al mes, te asegura que tengas una buena educación. No es un tema de recortes. Hay que empezar desde la raíz y que gente competente la lidere.

¿Mails o WhatsApp?

G.D.: WhatsApp. Los mails…hay que ser mucho más rápido. Y si no, la comunicación oral.

Acabamos, sale del trabajo, coge el coche y escucha

G.D.: A mis amigos. A mi gente cercana. Hablo por teléfono y hago esas llamadas que de verdad me apetecen.

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