Solo hay hueco para unos pocos

Tras la muerte de Juan Mariano Mancebo, el pasado 17 de febrero, han sido  muchas las palabras dedicadas a este profesional de la pubicidiad y la creatividad. Este es el caso de Francisco Ribera de Gracia, Director General Contrapunto BBDO Madrid, quien hace un repaso de su trayectoria y le agradece su dedicación a la creatividad española…

Paco Ribera
Paco Ribera García

«La publicidad española tocó el cielo entre finales de los ochenta y principios de los noventa. No es mito creado y difundido por nuestros mayores, recordando aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Tampoco es una conclusión sacada a posteriori, cuando el tiempo hace reposar las cosas y todo se ve con la claridad que da la perspectiva.

Por aquella época estudiaba en una universidad americana. Estaba situada en una ciudad con una cierta tradición publicitaria, construida a la sombra de grandes compañías de bienes de equipo, de consumo y farmacéuticas que tenían su sede en aquella localidad post-industrial.

Asistía a clases de publicidad, relaciones públicas y marketing con el orgullo de saber que en algunas ocasiones se hablaría de España y de lo que se venía haciendo en nuestro país desde hacía unos pocos años. Era increíble. No recuerdo que, en ningún otro campo que no fuese artístico, se hablase de nuestro país por aquellos lugares y en aquellos momentos. Ni siquiera de fútbol.

Y en publicidad no era fácil. Con excepciones muy puntuales y esporádicas, esto era un negocio donde siempre sobresalía lo anglosajón. Ellos enseñaban al mundo y lideraban la industria. Pero, a la sombra de una sociedad en transformación, moderna y abierta, y unos jóvenes publicitarios obsesionados con romper con el pasado y hacer las cosas de manera diferente, surgieron unos años de grandeza.

No creo que fuese una década. Fueron posiblemente 6 años, del 87 al 92, cuando España se codeó con la publicidad británica y americana, y éstos nos prestaron un poco de atención.

Recuerdo cuando se mencionó en clase que Contrapunto había sido elegida agencia internacional del año por la revista Advertising Age, la biblia de nuestro sector.

Viéndolo con mentalidad de estudiante, y a una distancia de 7.000 kilómetros de casa, la sensación fue de las que se recuerdan. Quién me diría en ese momento que ésa sería la agencia en la que pasaría la mitad de mi, hasta ahora, carrera profesional.

Detrás de esos logros patrios hubo mucha gente y varias agencias, productoras y anunciantes. Talento y ganas por todos lados. Pero en la historia solo hay hueco para unos pocos.

En nuestra cabeza han quedado sobre todo dos agencias: RCP y Contrapunto.

De RCP quedarán para los libros spots como Aprende de tus hijos para Danone, o Love Story para la Cruz Roja Española.

De Contrapunto se me ocurren casi una decena de ellos como Mejora tu tren de vida, Paquetería o Saeta de Renfe, La moda de España para el centro de Diseño y Moda, Póntelo, pónselo o Si da, No da para el Ministerio de Sanidad, Pippín de TVE, El Cuponazo de la ONCE…

De otras agencias me vienen a la cabeza Espermatozoides para VW de Tandem Campmany Guasch DDB, o Si no hay Casera nos vamos de RZR.

En la mayoría de los de Contrapunto participaron José María Lapeña y Juan Mariano Mancebo junto a otros grandes publicitarios como Segarra, Esteo, Maribel Muñoz, Melchor Palacios, Luis Felipe… en un Contrapunto que dirigía Tomás Corominas.

Nos embarga la trágica pérdida de Juan Mariano, a quien no tuve el honor de conocer pero de quien tantos recuerdos hay en Contrapunto. Fue uno de los referentes de esa generación que engrandeció este negocio y lo puso en cotas que, ojalá, volveremos a alcanzar un día no muy lejano.

En ello estamos, en poner a la creatividad por encima de los discursos provisionales, coyunturales o peregrinos. En reconocer que nuestra profesión va íntimamente ligada al talento, a la capacitación y al esfuerzo. En fomentar lo disruptivo, lo diferente o lo original. Y por encima de todo eso en entender a la gente, sus hábitos, sus necesidades, sus aspiraciones, a lo que dan importancia y a lo que no.

Gracias Juan Mariano.»

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